Juan José Vega
En primer lugar, la multiplicidad de su genio: político triunfante, puesto que liberó territorios que ahora constituyen seis Repúblicas. Revolucionario, porque luchó a fondo por la supresión de la esclavitud y la liberación de la servidumbre (lo cual le ganó la oposición de los “Grandes del Perú”). Estadística, ya que por años se impuso a sus rivales. Doctrinario, puesto que quiso crear algo así como los estados Unidos de Sudamérica. Guerrero, pues venció en tantísimas batallas. Legislador, con varios códigos y una Constitución que fue integrante su obra Ensayista, con la Carta de Jamaica y otros memorable escritos sobre las clases dominantes en América. Sociólogo precursor, con sus interrogantes en torno a la identidad sudamericana. Periodista, por ejemplo con “El Peruano”, que aquí fundó y orientó. Ecuador, de pensamiento muy avanzado, para tratar de instruir y buscar la igualdad sin diferencias étnicas. Ecologista, con avizoras medidas protectoras de la vicuña, tendencia de la cual un eco son los tres reinos representados por él en el Escudo nacional. Visionario, soñando con una sociedad mejor y buscando vencer a la naturaleza, dado que deó la “locura” de abrir un canal en Panamá. Hasta fue filósofo a ratos, con pinceladas de humor negro. Y literato, en apasionadas epístolas de amor. Por último, llegó a iniciarse como historiador con la biografía de aquel a quien miraban como hijo y sucesor, el Mariscal de 29 años, Antonio José Sucre, asesinato vilmente en Berruecos; suceso que al Libertador, ya enfermo, lo acabó de matar.
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